3:55 am. (Mugre y Sax)

Jamás pensé que volvería a sentir el placer de la inocencia consciente.

Tal cosa sólo existe en la memoria (y como un recuerdo falso, para los que tuvieron una infancia jodida).

Debes de ser muy rico o retrasado mental para poder disfrutarlo. Eso o destruirte a tal punto donde no te queda opción más que tener una regresión a este estado o hacer una implosión hasta reducirse a cenizas.

Yo soy un mártir, uno que conserva sus estacas a través de las manos por puro hedonismo masoquista, soy cenizas y cuerpo y sangre al mismo tiempo.

Al no ser nadie puedo ser todo.

Y ¿Qué sabrían ustedes de eso si nunca han sentido el infinito de no existir?

La paz interna que deja, una que parece que no se extinguirá nunca. Una que llena de una voz cínica y pedante la cuál sólo persigue un fin.

Ese fin que físicamente busco tras cada esquina, en cada rostro. El que espero no encontrar para que no termine con mi racha de paz.
Anoche soñe con él.

Aunque no lo percibo más como él, sino como el algo que siempre permaneció perpetuo en la mayoría de mi existencia.

Me siento lleno porque sé que no ha escapado de mi traicionera memoria.
Sólo esperaba para dar ese gancho a las costillas.

Tan bueno como los últimos 21 años.

Siempre sofocante.

3:55 am. (Mugre y Sax)